lunes, 9 de abril de 2007

Vivir un millón de años

Mientras te decía, al teléfono, que no debías esperar demasiado de los demás..."nada de los demás", habían sido mis palabras exactas, y escuchaba sólo tu silencio al otro lado de la línea, sabía que me escuchabas. A pesar de sentir tu silencio añejo, superior al mio aunque sólo sea por edad, por experiencia, al escuchar mis palabras flotando en el vacío del auricular me sentía tan indescriptiblemente vieja, tan anciana, tan desesperadamente como si tuviera un millón de años.

Ahora pienso que podría ser el castigo más horrible que se pudiese imponer a cualquier criatura: vivir durante un millón de años viéndolo, viviéndolo todo, TODO. ¿Te haces siquiera una idea del cansancio insoportable que esto puede suponer?

Yo no necesito hacérmela, así es como me siento con cada puto día, pero esto no te lo he dicho. Hay cosas que una simple línea telefónica no transmitirá nunca, ni aunque hayan pasado ese millón de años.