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jueves, 17 de septiembre de 2009

Malas decisiones

La premura de alguien que se sabe luchando por una causa perdida explota en mi garganta. Grito. Te llamo de todo menos guapa. Quiero terminar con todo esto, que haya pasado. Pero sé que lo peor será recordar, así que alargo la cosa. Quiero que llores, que supliques, que chilles tú también.

Te cojo de ambos hombros, y mirándote a los ojos te sacudo. Te pregunto, a voces, por qué, por qué, por qué. Cómo has podido. Echándote a un lado, dejo escapar un gruñido de frustración y a ti, cubierta en lágrimas, te entra la risa.

- ¡Corten! -exclamas, cuando consigues encontrar la voz, después de unos segundos de lucha contra el hipo-. No, no, no. Eso ha salido como el culo. Como el culo. Te falta pasión, convicción, sangre. Échale algo más de ganas o vuelvo a convocar el casting, ¿me oyes?

jueves, 17 de mayo de 2007

Ilusiones quebradas

Se ilusiona fácilmente y le rompen el corazón. Le pasa una vez al mes, porque la gente es mala o poco cuidadosa para con los demás, en general. Y siento que debería decírselo, pero me da la sensación de que tal vez no quiera saberlo, y prefiera seguir ilusionándose, aunque eso signifique que le vuelvan a romper el corazón.

jueves, 26 de abril de 2007

Asociaciones dobles y demás dobleces duplicadas y complicadas

Los antiguos ya sabían que la duplicidad, así como la dualidad, eran símbolo de buenaventura. Como encontrar dos corazones de manzana idénticos, cruzarte con un par de gemelos y demás cosas pares. Aunque es posible que lo fuera de mal fario. Lo que está claro es que era símbolo de algo.

Me pasa a menudo, y es por esto precisamente, que cuando una persona me recuerda a alguien que no puedo reconocer o ubicar del todo, es señal de que hay algo especial en ella. Como me pasó contigo. O quizá sea al contrario. Tal vez al reconocer esa cualidad extraordinaria mi subconsciente intente activar alguna parte recóndita de mi memoria, conectándote con cálidos sonidos, sosegantes formas y reconfortantes sensaciones. O acaso incluso lo que haga sea falsearla para acaldarse a tus cálidos sonidos, sosegantes formas y reconfortantes sensaciones.

La duplicidad puede ser engañosa, fácilmente falsa, asociándose así con decepción e hipocresía. Y es que la igualdad entendida como coincidencia absoluta, no como coordinación relativa, no existe como tal, solamente sobre el papel. Esto es especialmente notable para los tonos de voz. Puede quedarme una sensación vaga, como flotando en el aire, de que ya había oído tu voz de labios de otra persona. Limitaciones frecuenciales auditivas aparte, no creo que haya lugar en la estadística como para haber coincidido con el mismo tipo de cuerdas vocales, cajas de resonancia y demás, dos veces.

Aún no sé de dónde me viene esta sensación de déjà vu asociada a ti y a tu timbre. Cuando lo averigüe, podré saber con mayor exactitud cuan buen símbolo es y de qué.

jueves, 12 de abril de 2007

Mecánica de juego

Antes de que empezara a decirlo, ya sabía por dónde iba a salir. Yo soy así, escapista profesional. Para cuando termino de poner un pie en un nuevo entorno, ya he localizado todas las posibles vías de escape. Lo hago de forma mecánica, ya es pura rutina para mis neuronas: todos mis sentidos están entrenados para analizar y controlar el terreno, en cualquier plano, a cualquier nivel. Me defiendo así, adelantándome al ataque.

Cubro todos los puntos de acción imaginables, antes de que puedas decidirte a respirar. Mi secreto está en mi movimiento, tanto te diré. Pero permanecerá indescifrable para ti. Mi estrategia no está abierta a pujas ni a subastas. No puedes comprarme tampoco. Ni siquiera es una carrera: ni en mil años podrías alcanzarme; mi captura es una quimera, guerrera.

No te engañes, pequeña. No me puedes ganar. Si caes en la ilusión de que vas a poder alcanzarme, será que deliras. Administro mis recursos al detalle.

Antes de que terminara de echarme, sin el más mínimo cambio de expresión en mi rostro, yo ya había dirigido mis pasos hacia la puerta. No juego por victoria alguna, tan solo me defiendo.