viernes, 20 de abril de 2007

Donde mis fantasías vienen a morir

Ocurre de un tiempo a esta parte que cuando duermo se me pegan los sueños entre las retinas y los párpados. Con semejante carga onírica enganchada a mis globos oculares, me cuesta horrores abrir los ojos y enfocar bien al despertar. Esto no sería mayor problema si en adición no aprovecharan para encallarse los deseos en mi vientre. Y es que contra esto no puedo hacer nada.

Debe ser alguien que me ronda, pendiente de la evolución de las fantasías de mi subconsciente. Cuando se acerca el cénit de alguna de ellas, se abre paso entre los músculos de mi cara y, zambulléndose en mis cristalinos, alarga la mano. Ase con fuerza mis nervios ópticos y me desvía las imágenes finales hacía fuera de la córnea, fuera del alcance de mis retinas. Tiene que ser eso.

No le encuentro otra explicación.