lunes, 3 de marzo de 2008

Tabula rasa

Te propongo una cosa: jueguemos a la no continuidad. Despertemos cada día, borrón y cuenta nueva, sin tener que preocuparnos por repercusión o implicación alguna. Con la certeza de que, hagamos lo que hagamos, no contará mañana. Seamos completamente libres.

Actuaremos como si nada hubiera pasado, como si no hubieramos tenido esa u otra conversación. El ayer no existió y en unas horas esta misma yo y esta misma tú no habrán existido jamás. Ese comentario que te irritó hasta la exasperación, mañana se habrá desintegrado de vuelta al éter. No te habré ignorado, no me habrás engañado. Ni siquiera habremos empezado. Viviremos cada día como si fuera el último, como si fuera el primero. Tanto dará, pues no existirá pasado ni futuro. Una medida de tiempo limitada, veinticuatro horas. Después, reset.

Si aceptas entrar en el juego tendrás que atenerte a las reglas. Y sólo hay una: no existe la memoria. Deberemos aprendernos por instinto. Tendré que conquistarte de nuevo cada día, partiendo de cero. No como una obligación, pues tanto daría que mi punto de mira se posara en otra, mañana no importaría. Fuera cual fuera tu piel, siempre serías tú.

Preocupémonos sólo del hoy, del ahora. No hay nada más allá.

¿Te atreves?

domingo, 2 de marzo de 2008

Cuando yo no esté

Seguirán volando las aves verdes, seguirán poblando las palmeras de esta aseada ciudad. No la mancharán de mierda, ¿recuerdas aquella norma cívica que se lo prohíbe terminantemente? Pues no mancharán sus culos de ave ni las aceras de esta ciudad con su mierda incívica.

Pero yo no lo veré, porque ya habré volado.

No me crees, ¿verdad? Es curioso, porque yo a ti sí. Me creo que quieras quedarte en este plano planificado de urbe, en esta jaula expuesta en la galería del capitalismo moderno que adormece la ya de por sí vaga conciencia general a base de alpiste y maquillaje artificial pero cómodo.

El caso es que, cuando yo no esté, cuando me haya ido, las aves probablemente seguirán volando. Pero yo habré volado antes, y ni siquiera miraré atrás porque estaré construyendo algo tan hermoso que nada más en el mundo acaparará mi atención.