domingo, 2 de marzo de 2008

Cuando yo no esté

Seguirán volando las aves verdes, seguirán poblando las palmeras de esta aseada ciudad. No la mancharán de mierda, ¿recuerdas aquella norma cívica que se lo prohíbe terminantemente? Pues no mancharán sus culos de ave ni las aceras de esta ciudad con su mierda incívica.

Pero yo no lo veré, porque ya habré volado.

No me crees, ¿verdad? Es curioso, porque yo a ti sí. Me creo que quieras quedarte en este plano planificado de urbe, en esta jaula expuesta en la galería del capitalismo moderno que adormece la ya de por sí vaga conciencia general a base de alpiste y maquillaje artificial pero cómodo.

El caso es que, cuando yo no esté, cuando me haya ido, las aves probablemente seguirán volando. Pero yo habré volado antes, y ni siquiera miraré atrás porque estaré construyendo algo tan hermoso que nada más en el mundo acaparará mi atención.