De noche los gatos son pardos y las gatitas maúllan. Es, como si dijéramos, el canto de las sirenas, pero más cercano, más abarcable. Y por ello más deseado. Conlleva, simplemente, el triunfo asequible de la caza.
Y a eso vamos hoy, de modo que enséñame tus fichas. Yo anticiparé tus movimientos.