Me propongo empaparte con una notable sarta de falsos halagos, venenosas proposiciones, jirones de carne entre dientes y el brillo de una serpiente que se dispone a atacar. Un brillo hipnotizante, que se exhibe en movimientos lentos, peligrosos, audaces, antesala de la más deliciosa y salvaje muerte jamás vivida (permíteme la paradoja).
Suscitas en mí un apetito voraz y un rechazo visceral al mismo...